Para los distintos
gobiernos, que han permanecido en la Casa Blanca, la constante de la guerra en
diferentes partes del mundo, constituye una acción que cada día es aceptada y
asimilada, incluso por el mismo pueblo estadounidense.
Esta constante de la
guerra, parece importarle poco, no sólo a los políticos estadounidenses que
viven de las dadivas del lobby militar industrial, sino al mismísimo pueblo de
los Estados Unidos. Quienes han hecho de la guerra una parte de su sentir y de
su convivir, como un mecanismo de seguridad y de tranquilidad -del fenómeno creado
y alimentado por sus respectivos gobiernos- de la Guerra contra el Terrorismo.
Esta constante de la
guerra (de la guerra contra el terrorismo) no sólo se ha mantenido en territorios
distantes y lejanos de los Estados Unidos; sino que hoy en día, está siendo
llevado a su mismo espacio territorial.
La militarización de los Estados
Unidos y la aceleración del fortalecimiento del Complejo de Seguridad Nacional,
así lo confirman.
El Pentágono, es ahora, un
mundo en sí mismo. Con un presupuesto impresionante que ningún otro país o
potencia alguna posee. Haciendo que en ese país, sea un reto peligroso el
manejo del poder militar como única solución posible a los diferentes problemas
políticos, económicos y sociales que acogen al mundo actual.
El Pentágono, con su
presupuesto exuberante, ha hecho que el complejo industrial militar se haya
movido desde lo público a lo privado.
Esa “privatización”, que
mueve la suma de más de 80 mil millones de dólares anuales, ha hecho que todas
las Agencias de Seguridad de los Estados Unidos compitan entre sí, rodeadas de
un selecto grupo de Empresas Contratistas dirigidas al campo de la Inteligencia
Privada. Todo envuelto en la penumbra del secreto más escondido que se pueda
uno imaginar; y que han crecido en tal magnitud, bajo la tutela exclusiva del Pentágono.
Se podría decir hoy en día,
que la inteligencia en los Estados Unidos, es ahora una forma dominante de la vida
en Washington; y que esa inteligencia, está siendo totalmente militarizada.
Todo esto lo estamos
viendo, incluso con la misma Agencia Central de Inteligencia (CIA) que ha
sufrido un proceso de “para – militarización”; ya que ésta agencia, posee sus
propias operaciones encubiertas, dónde los equipos que utilizan para sus
operaciones de inteligencia están constituidos por los famosos aviones robots
(drones) y donde esas operaciones de inteligencia han dejado de ser tales
operaciones y se han convertido en “Operaciones de Guerras Encubiertas”.
Por otra parte, las
Fuerzas Militares de los Estados Unidos, han sido, en cierto sentido, también militarizadas.
Los Estados Unidos poseen
un Ejército Secreto, constituido por más de 80 mil hombres entrenados en
Operaciones Especiales. Es una fuerza en expansión, que viene creciendo como un
engendro dentro de las Fuerzas Armadas regulares.
Todo esto, es del
conocimiento y control absoluto del propio Presidente de los Estados Unidos,
quien utiliza los aviones no tripulados de la CIA como su Fuerza Aérea Privada
y a las tropas especiales como su Ejército Privado.
Ahora bien, lo más grave
de estas acciones, es que estas “Fuerzas Privadas” se les han dado rienda
suelta para ir sobre el negocio de la guerra, envueltos en el capullo de lo
secreto, en los territorios considerados “Zonas de Guerras” de los Estados
Unidos.
Hasta los “Diplomáticos”
han sido militarizados. Cada vez estrechan lazos con los mismos militares que
operan bajo la sombra del Pentágono haciendo negocios sucios, como un brazo
oficial del Departamento de Estado. Pero que en el fondo, no son más que
representantes de la Industria de las Armas.
Con el fortalecimiento del
Complejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, pareciera también, que ha
nacido otro “Pentágono”.
Se trata del Departamento
de Seguridad Nacional, que se centra en la militarización de la zona fronteriza
con México. La Fuerza de Policía de Fronteras, ha adquirido equipos militares y
equipos con blindajes; y cada vez más, la adquisición de estos equipos son
canalizados a los pequeños Cuerpos de Policías de las Ciudades fronterizas.
Aunque los Estados Unidos
no tiene aún el aspecto de una sociedad militarizada, no se puede negar que la percepción
que se tiene sobre los cambios profundos de éstas últimas décadas, en materia
de Seguridad de Estado, viene acompañado de la transformación mental que han
sufrido los políticos en Washington a raíz de los sucesos del 11 de Septiembre
del 2001. Lo que podría llamarse la militarización de las soluciones.
Si las instituciones que
acompañan la vida de los estadounidenses y la del gobierno mismo, están cada
vez más militarizadas, entonces no debería sorprender que los problemas que
acogen a los Estados Unidos, sean vistos en términos militarizados, y por lo
tanto, sus soluciones son igualmente consideradas en términos militarizados.
Esta escasez de imaginación
por parte de los Gobiernos de los Estados Unidos, esta restricción de lo que podría
ser posible como respuesta a los males del mundo, es lo que ha hecho que los
problemas políticos, económicos y sociales no se le consigan respuestas
adecuadas en ámbitos de la paz, sino en el ámbito de la guerra.
Ejemplos de tales
afirmaciones lo tenemos en el Medio Oriente. Una región que se extiende a través
de los centros petrolíferos más importante del planeta y donde se centran las
mayores reservas energéticas de petróleo liviano y mediano del mundo, es
catalogada por los Estados Unidos, como un “arco de la inestabilidad”.
Y cuál ha sido la
respuesta de los Estados Unidos para esa región: “el uso del poderío militar” y
la “destrucción de pueblos y ciudades enteras”.
El uso del poderío militar
industrial estadounidense, como respuesta a los problemas que emergen en
cualquier región del mundo, es cada vez más notable, pero menos eficiente, como
parte de la solución de esos problemas regionales; ya que contribuye a aumentar
la inestabilidad de un país o de una región, así como también al aumento de la
miseria y de la pobreza de esas naciones invadidas y dominadas a la fuerza.
Como una gran potencia,
los Estados Unidos tiene un conjunto de herramientas cada vez más limitadas. La
idea de que el mundo es un tablero de ajedrez y que Washington está en el
control del juego, y que cada movimiento que hace, lo realiza en compañía de
una acción militar, tiene un resultado razonablemente previsible y que no puede
ser más que peligroso.
La evidencia de ésta
realidad, la conseguimos en la última década de éste siglo: “es predecible y más
probablemente peligroso a que las cosas vayan mal si se utiliza la fuerza
militar y las soluciones militarizadas como respuesta a los problemas de
cualquier región en el mundo”. Esas predicciones son acumulativamente incendiarias
y al final amenazan con llevar a regiones enteras a una guerra constante.
Se dice comúnmente, que los
Estados Unidos, es una gran potencia en declive; pero la militarización de su política
y de su pensamiento (dentro y fuera de él) no lo es. Washington cuenta con un
capital en sus garras para hacer de la guerra algo perpetuo y perenne.
Por: Lcdo. Carlos Salazar.