Bienvenido a una nueva forma de pensar distinto

Sólo hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez Humana, pero no estoy muy seguro de la primera, de la segunda puedes observar como nos destruimos solo por demostrar quien puede mas.
Albert Einstein

lunes, 25 de junio de 2012

El fin del mundo tal como lo conocemos


Por: Dani Rodrik (*)

Consideremos el siguiente escenario. Después de una victoria del partido de izquierda Syriza, el nuevo gobierno de Grecia anuncia que quiere renegociar los términos de su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea. La canciller alemana, Angela Merkel, se mantiene firme en su postura y dice que Grecia debe cumplir con las condiciones existentes. 
Por miedo a la inminencia de un colapso financiero, los depositantes griegos corren hacia la salida. Esta vez, el Banco Central Europeo se niega a salir al rescate y los bancos griegos se quedan sin efectivo. El gobierno griego instituye controles de capital y, finalmente, se ve obligado a emitir dracmas para proporcionar liquidez doméstica.
Tras quedar Grecia fuera de la eurozona, todos los ojos viran hacia España. Alemania y otros en un principio son categóricos: dicen que harán lo que haga falta para impedir una corrida bancaria similar allí. El gobierno español anuncia más recortes fiscales y reformas estructurales. Aliviada por los fondos del Mecanismo de Estabilidad Europeo, España se mantiene financieramente a flote durante varios meses.
Pero la economía española sigue deteriorándose y el desempleo se encamina hacia el 30%. Protestas violentas contra las medidas de austeridad del primer ministro Mariano Rajoy lo llevan a convocar a un referendo. Su gobierno no logra obtener el apoyo necesario de los votantes y renuncia, hundiendo al país en un caos político descomunal. Merkel reduce aún más el respaldo a España, con el argumento de que los contribuyentes alemanes, que trabajan duramente, ya hicieron lo suficiente. Lo que viene a continuación es una corrida bancaria, una crisis financiera y una salida del euro en España.
En una mini-cumbre convocada a las apuradas, Alemania, Finlandia, Austria y Holanda anuncian que no renunciarán al euro como su moneda conjunta. Esto no hace más que aumentar la presión financiera sobre Francia, Italia y el resto de los miembros. Conforme se instala la realidad de la disolución parcial de la eurozona, la crisis financiera se propaga de Europa a Estados Unidos y Asia.
Nuestro escenario continúa en China, donde el liderazgo enfrenta su propia crisis. La desaceleración de la economía ya exacerbó el conflicto social, y los recientes acontecimientos en Europa echaron más leña al fuego. En un momento en que las órdenes de exportación europeas se cancelaron masivamente, las fábricas chinas se enfrentan a la perspectiva de despidos generalizados. Las manifestaciones comienzan en las ciudades grandes, con el reclamo de que se ponga fin a la corrupción entre los funcionarios del partido.
El gobierno de China decide que no puede arriesgarse a más conflictos y anuncia un paquete de medidas para impulsar el crecimiento económico e impedir los despidos. Estas medidas incluyen un respaldo financiero directo a los exportadores y una intervención en los mercados de divisas para debilitar el renminbi.
En Estados Unidos, el presidente Mitt Romney acaba de asumir, luego de una campaña muy reñida en la que se burló de Barack Obama por ser demasiado blando frente a las políticas económicas de China. La combinación del contagio financiero de Europa, que ya derivó en una seria crisis de crédito, y una repentina inundación de importaciones a bajos precios provenientes de China dejó a la administración Romney en un brete. En contra del consejo de sus asesores económicos, anuncia derechos generalizados de importación sobre las exportaciones chinas. Sus seguidores del Tea Party, que fueron críticos a la hora de movilizar respaldo electoral a su favor, lo instan a dar un paso más y retirarse de la Organización Mundial de Comercio.
En los años siguientes, la economía mundial cae en lo que los futuros historiadores llamarán la Segunda Gran Depresión. El desempleo aumenta a niveles sin precedentes. A los gobiernos, sin recursos fiscales, les quedan pocas opciones salvo responder de maneras que sólo exacerbarán los problemas para otros países: protección comercial y depreciación del tipo de cambio competitivo. Conforme los países se hunden en la autarquía económica, repetidas cumbres económicas globales arrojan escasos resultados más allá de promesas vacías de cooperación.
Son pocos los países que se salvan de la carnicería económica. Aquellos a los que les va relativamente bien comparten tres características: bajos niveles de deuda pública, dependencia limitada de las exportaciones o los flujos de capital y sólidas instituciones democráticas. De modo que Brasil e India se podrían considerar refugios, aunque sus perspectivas de crecimiento también se reducen notablemente.
Como en la Gran Depresión, las consecuencias políticas son más serias y las implicancias a más largo plazo, importantes. El colapso de la eurozona (y, para todos los fines prácticos, el de la propia UE) obliga a una realineación importante de la política europea. Francia y Alemania compiten abiertamente como centros alternativos de influencia frente a los estados europeos más pequeños. Los partidos de centro pagan el precio por su respaldo del proyecto de integración europea, y son repudiados en las encuestas por los partidos de extrema derecha o extrema izquierda. Los gobiernos nativistas comienzan a expulsar a los inmigrantes.
Para los países cercanos, Europa ya no brilla como un faro de democracia. El Medio Oriente árabe toma un giro decisivo hacia estados islámicos autoritarios. En Asia, el conflicto económico entre Estados Unidos y China se desborda hasta rayar en el conflicto militar, y cada vez son más frecuentes los enfrentamientos navales en el Mar del Sur de China que amenazan con convertirse en una guerra a gran escala.
Muchos años más tarde, le preguntan a Merkel, que se retiró de la política y se volvió una ermitaña, si piensa que debería haber hecho algo diferente durante la crisis del euro. Desafortunadamente, su respuesta llega demasiado tarde como para cambiar el curso de la historia.
¿Un escenario remoto? Tal vez, pero no lo suficiente.

(*) Dani Rodrik, es un profesor de la Universidad de Harvard Kennedy School of Government, y a la vez,  un destacado estudioso de la globalización y el desarrollo económico. Sus escritos son una combinación de sus conocimientos entre economía internacional y el desarrollo, historia y economía política, que a menudo desafían la ortodoxia prevaleciente acerca de las políticas mejor promovidas del crecimiento. Su libro más reciente es “La paradoja de la globalización: la democracia y el futuro de la economía mundial”.


miércoles, 13 de junio de 2012

Los “martes del terror“ del Presidente Obama

En Los Soprano, la serie de culto estadounidense, Tony Soprano debate con su Consigliere Silvio “Sil” Dante y sus cómplices en el Bada Bing Strip Club sus próximos ataques contra traidores y rivales. Allí deciden quien será el próximo en acompañar a los peces en el fondo del mar. Hace unos días el New York Times describió cómo el Presidente Barack Obama se reúne con su asesor en materia de contraterrorismo John Brennan y otros expertos para evaluar qué miembros de Al Qaeda entrarán en su lista como próximos objetivos de los ataques con vehículos aéreos no tripulados (drones). La cuestión no es otra que quién resultará asesinado por los aviones no tripulados equipados con hasta 16 misiles Hellfire. Obama decide personalmente “cada ataque en Yemen y Somalia y en el más complejo y peligroso Pakistán”, como se afirma en el notable artículo de los reporteros Jo Becker y Scout Shane.
Como en la ficción Tony Soprano, Barack Obama se siente totalmente justificado en su tarea. En la Casa Blanca, donde se planean con detalle los ataques según el artículo, se el asesinato se hace legal, legítimo y aún ético. El Times también describe el proceso: al menos una vez por semana, coordinados por el Departamento de Defensa y la CIA, unos cien funcionarios del Consejo de Seguridad se reúnen por videoconferencia y debaten sobre los últimos escenarios de amenaza y discuten sobre los combatientes de Al Qaeda más destacados. Los sospechosos se convierten en potenciales candidatos a la lista de la muerte, que se destina entonces a la Casa Blanca.
Entonces el Presidente entra en juego, consulta con Brennan y sus colegas y finalmente decide sobre la vida y la muerte. Se trata de personas que viven en países que no están en guerra con los EE.UU. En septiembre de 2011 Obama eliminó al propagandista de Al Qaeda Anwar al-Alwaki, un ciudadano estadounidense que residía en Yemen. El Departamento de Justicia entregó a la Casa Blanca un memorando preguntando si el Presidente puede asesinar de manera unilateral a ciudadanos estadounidenses a pesar de que la Constitución garantiza un proceso judicial a todos los acusados. El Departamento respondió simplemente: “sí”. “Las deliberaciones internas” del ejecutivo son suficientes.
Un líder fuerte  
El artículo del New York Times también responde a las dudas de los activistas de los derechos humanos de si los ataques con drones, como sostiene el gobierno, apenas causan daños a la población civil. Para el Presidente Obama, se dice, es importante evitar que se produzcan víctimas civiles. Pero al mismo tiempo ha determinado que “todos los hombres en edad militar” en una zona bajo fuego “sean clasificados como un riesgo.” Porque, según dicen los expertos en la guerra contra el terrorismo, quienes se encuentran en un entorno “conocido por sus actividades terroristas” no hacen sospechar “nada bueno” de él. En otros términos: si alguien no sobrevive al ataque de un drone Predator o Reaper, entonces a la fuerza ha de ser un terrorista.
El artículo del New York Times, en el que se recogen las declaraciones de más de una docena de funcionarios de gobierno de alto rango, ha generado en los Estados Unidos muy poca polémica en torno al procedimiento de estos asesinatos selectivos. El país se encuentra en plena campaña electoral y los partidarios de Obama, aún si les molesta la actuación de su candidato favorito, son reservados en su crítica. Según el Times, también el asesor de campaña de Obama David Axelrod, se encuentra entre quienes asiste a las reuniones del “martes de terror” y participa en la confección de listas de candidatos a la muerte.
En el mundo post-11-S, como se lo conoce, dudar del asesinato selectivo a un terrorista está fuera de discusión. Obama aparece como un dirigente fuerte y con personalidad que asume su responsabilidad, toma las decisiones personalmente y observa las fotografías de los hombres que después hace perseguir desde los cielos. Con estos ataques ningún soldado estadounidense tiene que poner en riesgo su vida. Las decisiones sobre la guerra resultan más sencillas El problema de Guantánamo desaparece del horizonte: en esta guerra no se capturan prisioneros. Y todo el proceso es compatible de una manera u otra con las normas jurídicas, recordando al predecesor de Obama, George W. Bush, quien, cuando le preguntaron en una entrevista en televisión en el 2010 si la técnica de tortura conocida como “submarino” (waterboarding) era “legal”, contestó que sí sólo porque su asesor legal le había dicho lo mismo.
Sin embargo, en los medios de comunicación estadounidenses se discute si estos asesinatos selectivos son efectivos a largo plazo o si en realidad no se empuja con ellos a la población de Yemen, Afganistán y Pakistán a los brazos de Al Qaeda. El ejército estadounidense tiene desplegados 7.000 drones en tareas de vigilancia y militares.
Por: Konrad Ege (escribe para el Freitag sobre temas estadounidenses)
Fuente: Revista Sin Permiso. 

domingo, 3 de junio de 2012

La amenaza de la amnesia alemana