Después de leer cierta cantidad de artículos, notas y correos, donde se expresa de manera entusiasta la intención que tenemos muchos venezolanos patriotas e identificados con el pensamiento “Bolivariano”, afianzados por las alocuciones del líder máximo de esta revolución como lo ha sido y lo sigue siendo el Comandante Chávez; de apoyar, de organizarnos y sumarnos con verdadero compromiso y convicción según el rol que nos pueda corresponder a cada uno de nosotros en la lucha contra las pretensiones imperialistas de los EE.UU., sigo viendo con mucha preocupación que muchos venezolanos no se han dado cuenta “que no basta un compromiso verbal y retórico ante la aparente realidad”.
La pregunta con que doy inicio a éste artículo, obedece más bien a tomar una conciencia basada en los hechos que se han presentado en la historia de nuestra América Latina sumado con los hechos recientes de hoy en día y que ocurren en el Medio Oriente, en donde el “organizarse, sumarse y comprometerse” no ha bastado ante semejantes masacres y crímenes que se presentan durante toda invasión ejecutada por las fuerzas militares norteamericanas.
Recordar como la resistencia hecha por los vietnamitas (durante la Guerra de Vietnam), de los coreanos del norte (durante la Guerra de Corea) que lograron expulsar las fuerzas norteamericanas de sus respectivos territorios, es tan relevante como recordar que en los tiempos de hoy, en lo que al manejo de conflictos bélicos se refiere (como ocurre en Irak y en Afganistán), donde la participación civil convertida en resistencia ha ganado tanta importancia, resulta de gran interés y de preparación ante un evento como el que actualmente nos encontramos nosotros los venezolanos.
Se sabe que muchos venezolanos no deseamos ir a una guerra con los colombianos, pero los elementos que rodean o envuelven el actual conflicto diplomático, vienen dando señales muy claras que las intenciones guerreristas no acabarán, ni siquiera con la instalación del nuevo gobierno de Juan Manuel Santos, el mismo que ha manifestado públicamente “que se siente orgulloso que a Colombia la comparen y la señalen como la Israel de América Latina”.
Las marchas, las concentraciones, las alocuciones y toda aquella acción de manifestaciones públicas que pudieran realizarse desde ahora en adelante, no bastarán ante semejantes pretensiones que cada día se acercan a la realidad, que no es más que invadir la parte occidental de nuestro país para obligar al Gobierno Bolivariano de Venezuela a realizar unas negociaciones forzadas y contrarias a su soberanía, donde el futuro de nuestro país se verá totalmente comprometido.
Por ello, es necesario que la toma de conciencia deba de estar acompañada con la toma de “valor” para aceptar los designios con los cuales, la nueva geopolítica del poder hegemónico, ha sentenciado a nuestro país como el próximo objetivo a ser conquistado.
Valor con el cual nos deberíamos inyectar todos los venezolanos y comenzar a diseñar en nuestras mentes la necesidad de conocer y manejar casi a ciegas el uso de las armas y técnicas de combate urbano y rural que nos permitirá convertirnos en la próxima resistencia civil con que habrán de enfrentarse las fuerzas invasoras norteamericanas.
Con esto no se quiere decir que el juego de la guerra y de los conflictos bélicos, que tanto daño han hecho a los países que la han sufrido indiscriminadamente, constituya la acción correcta para contrarrestar cualquier amenaza, sin antes haber agotado los medios diplomáticos que permitan minimizarla o disiparla.
Pero el legado de “Bolívar”, que nos ha dejado como herencia a todos los venezolanos, que no es más que el amor por nuestra libertad e independencia, el respeto por nuestra soberanía y la determinación de ser un país que guíe sus propios designios, es lo que nos debería motivar a todos los venezolanos a tomar la decisión de armarnos de valor y a buscar la preparación táctica y militar ante el posible escenario que pudiera presentarse.
No basta salir a concentrarnos y gritar frases y consignas ante eventos de masas organizados para supuestamente “concientizar” a los que hagan acto de presencia y a los que vean esos eventos de manera televisada.
Lo importante es actuar y buscar el acercamiento con los grupos de milicias y cuerpos militares que ya existen y que día a día sí se vienen preparando con devoción ante la inminente realidad que probablemente nos va a tocar vivir cada uno de los venezolanos cuando los hechos se presenten.
El Estado Zulia como el Estado Táchira, es y serán los primeros objetivos.
Imaginarnos el escenario de conflicto, de cualquier madrugada de cualquier día, donde los infantes de marina y los paracaidistas aerotransportados de los EE.UU. lleguen tomando, primero, las instalaciones de embarque de petróleo, muelles, tanques, embarcaciones, puente sobre el Lago de Maracaibo (si es que no es destruido en el intento) y cualquier otra área y edificio con información sensible sobre los procesos petroleros (con el objeto de asegurarse el suministro de petróleo hacia los EE.UU); segundo, el bombardeo aéreo sobre las zonas que ya han sido identificadas como localidades afectas al Gobierno Revolucionario (como ocurrió en la invasión a Panamá); tercero, la toma naval del Golfo de Venezuela, para controlar los tanqueros con salida a los EE.UU., cuarto, la colocación de unidades móviles en la Ciudad de Maracaibo, como parte de la corona a conquistar; nos obligará a todos a tomar una decisión que sólo se logra si hemos asumido y entendido con “valor” el puesto que habremos de tomar cuando las circunstancias nos llamen y la realidades nos golpeen.
De llegarse a presentar la guerra, que todos nosotros no deseamos que ocurra, la misma jamás y nunca será convencional.
Será necesario la participación y ayuda del pueblo civil en armas, que convertidos en verdaderos cuerpos de resistencia, lograremos reconquistar en el tiempo, nuestra dignidad golpeada. Más no perdida.
El Táchira, un estado ya invadido en la historia de los desplazados colombianos y que día a día vienen llegando en masas a refugiarse en ese territorio fronterizo, será el estado más fácil de tomar por las fuerzas invasoras.
Pero pudiera convertirse en el tapón de entrada de las fuerzas invasoras, si esos venezolanos en armas de ese territorio, entienden que su verdadera trinchera será en la guerra urbana que tendrán que dar casa por casa, calle por calle, hasta llegar a las montañas y pasar a la guerra de guerrillas.
Hay que aceptar y entender que los muertos serán innumerables. Familias enteras serán arrasadas. Los ajusticionamientos estarán a la orden del día. Existirán personas que se prestarán como informantes de las fuerzas invasoras. La búsqueda de chavistas y no chavistas, pero radicales en sí y contrarios a la invasión será constante. Los campos de concentración se instalarán y crecerán rápidamente. Los prisioneros no serán catalogados como “combatientes”, como lo establece el Convenio de Ginebra, sino como terroristas, tal cual como lo dicta el ejército invasor de los EE.UU. La escases de agua y alimentos se hará presente. Crecerá considerablemente el número de personas heridas y enfermas, las cuales, serán dejadas a su propia suerte. No existirán lugares seguros porque todo será catalogado como objetivo militar y cualquier daño humano y material lo denominarán como “daños colaterales”. El concepto de los “Derechos Humanos” será erradicado de todo lenguaje y comunicación, porque simplemente no lo permitirán.
El interior del país no es Caracas y Caracas no es el interior del país.
Luego de escuchar el discurso del Presidente Chávez el pasado 24 de Julio en el Panteón Nacional, en donde realiza unos señalamientos producto de una misiva que recibió de uno de sus tantos informantes, indicando lo siguiente:
“Como te comenté en varias oportunidades, lee los tres últimos que te envié, la idea sigue siendo la generación del conflicto por el lado occidental. De manera que los últimos acontecimientos confirman todo o casi todo lo que éstos discutieron en parte por aquí y otras informaciones que me han llegado desde arriba”.
“Lo que están viendo ahora y está pasando recientemente es parte del plan integral. Nada está pasando sin tener conexión; todo está estudiado y de acuerdo a la estrategia trazada. La fase de la preparación de la comunidad internacional con ayuda de Colombia está en plena ejecución. Eso lo estás viendo y lo del jueves en la OEA es parte del plan inicial, sólo que lo adelantaron. Entonces se están uniendo la fase de preparación con la fase de ejecución”.
“… Y sacaron como conclusión que los colombianos solos no podían ejecutar la operación en corto tiempo, de manera que decidieron involucrarse directamente cuando el conflicto se dé”.
“La operación militar va. Veo que se están acelerando los tiempos. Lo más importante: hay un acuerdo al que llegaron por la misma petición colombiana de que ellos se encargarán en la frontera, pero no tienen intención ni mayor capacidad de conducir operaciones muy adentro del territorio y lo que decidieron fue que como parte importante de la ofensiva un objetivo es Chávez y el otro la caída del gobierno”.
“… Es una operación combinada con dos objetivos. No quieren entrar en Caracas, no se atreven a entrar en Caracas. Están cazando a Chávez sobre todo fuera de Caracas. Préstale atención a lo anterior, esto es muy importante. Te lo repito, es muy importante”.
Con toda esta afirmación expuesta por el Comandante Chávez, con más razón, los revolucionarios que habitan en los estados fronterizos con Colombia deberían de dejar las retóricas y sofisterías discursivas y afianzarnos en una tesis real de que una invasión es posible y la misma tiene como objetivo los Estados Zulia y Táchira.
No es una fantasía, es una realidad
Quizás algunos lectores estarán sacando sus propias conclusiones. Si es falso. Si son mentiras. Si son alucinaciones. Si se están llevando algunos hechos a situaciones extremas. Que si se pretende crear pánico o un miedo inducido. Todo esto pudiera pensarse y es válido que todo venezolano, formado y criado en un sistema democrático que nos ha visto crecer y desarrollarnos, como lo es el sistema político de Venezuela, así lo haga. Hecho y pensamiento que por supuesto se respeta de antemano.
Pero recordemos, existen antecedentes mundiales que nos dicen, que todo país con una riqueza como la nuestra y que no viene al caso detallar, está y estará siempre expuesto a que sufra acontecimientos indeseados. La probabilidad con que ocurra una invasión es y seguirá siendo muy alta.
Y es aquí, donde todos debemos despertar y darnos cuenta que con gritar y vociferar consignas cada vez que existan concentraciones de apoyo a nuestro Gobierno Bolivariano, no será suficiente.
Indispensable es la preparación física y mental sumada a la habilidad técnica con que nos deberíamos de mover, conociendo las más pequeñas de nuestras armas hasta llegar a la más grande de todas ellas, que no es más que la “determinación de ser un país libre y democrático”.
Lic. Carlos Salazar
(Especialista en Seguridad y Defensa)