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Sólo hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez Humana, pero no estoy muy seguro de la primera, de la segunda puedes observar como nos destruimos solo por demostrar quien puede mas.
Albert Einstein

martes, 9 de febrero de 2016

Spotlight ... la película

Spotlight


Por: Jofre Casanovas
*El Viejo Topo, 29 enero 2016.

“Si se necesita un pueblo entero para criar un niño, también se necesita un pueblo entero para abusar de él”. Ésta es la frase que un abogado le dice a un periodista en “Spotlight”, ilustrando que el drama de los abusos por parte de sacerdotes no solo es un acto perpetrado por un individuo a otro, sino que todas las diferentes partes de la sociedad están implicadas de algún modo. El pueblo en la película es Boston, pero puede ser otra ciudad o localidad de menor tamaño, en Estados Unidos, en España o en cualquier lugar del mundo. 

La película “Spotlight” no se centra solo en los casos de pederastia por parte de curas, fija su objetivo en diseccionar las razones y mecanismos de su encubrimiento sistemático, desarrollando en pantalla la investigación real de un equipo de periodistas durante el año 2001. “Spotlight”, o “foco de luz”, es el nombre con el que se denomina a un equipo de cuatro reporteros del periódico Boston Globe que realiza investigaciones sobre diferentes temas durante meses o años, en función de lo que se necesite. La repercusión de su reportaje sobre los curas pederastas de Boston, publicado en enero de 2002, fue enorme y recibió el premio Pulitzer en 2003 “por estimular una reacción local, nacional e internacional, y provocar cambios en la Iglesia Católica.”
Hasta no hace mucho la creencia seguía una doctrina oficial que hablaba de casos aislados, de manzanas podridas dentro del clero que manchaban la reputación de la institución eclesiástica. Este es el punto de partida de la película “Spotlight”, el seguimiento de un solo caso de pederastia, el cual provoca el inicio de indagaciones acerca de su alcance y su silenciamiento.
Pero, ¿pueden haber más casos? Los periodistas de “Spotlight” recaban testimonios sobre algún caso más y del traslado de párrocos de forma poco habitual como respuesta a posibles casos. Si hay más, ¿cuántos? En un momento de la película, un ex-cura que realiza estudios sobre los abusos en el clero menciona que el problema es de tal magnitud que, según sus estimaciones, afecta al 6% de los sacerdotes. Rápidamente un periodista en la película hace el cálculo de que si hay 1500 curas en Boston, están hablando de 90 sacerdotes pederastas. Ya no son uno, dos o el máximo de once que pensaban. La cantidad de 90 entra dentro de otra escala. La cifra de 6% puede ser cuestionada pero hay otros datos disponibles hoy en 2016 que se pueden considerar para tener una idea del orden de magnitud de la pederastia en el sacerdocio. Un informe del Centro de Investigaciones del Instituto Cristiano de México (ICM)[1] la coloca en un 30% para el propio México, otro del periodista y escritor José Rodríguez indica en 1995 que la cifra en España puede estar en el 7%[2]. El equipo “Spotlight” encontró pruebas y testimonios, dentro de la cifra teórica de 90, contra 70 curas de Boston. Esta cifra indicaría un 4.6% confirmados, cifra que se acerca a la oficialmente dada por la Iglesia. El cardenal prefecto de la Congregación para el Clero del Vaticano, Claudio Hummes, reconoció en 2009 que la cifra de sacerdotes pedófilos es del 4%[3]. Hay actualmente casi 415.000[4] curas en el mundo, 19.000 en España. Es decir, aplicando el 4%, serían 16.600 abusadores sexuales en total y unos 760 curas pederastas en España. Pero esta cifra hay que medirla según la siguiente extraña y cuestionable matización del “promotor de justicia” del Tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Monseñor Charles J. Scicluna, al referirse a los casos de pederastia en la Iglesia: “Podemos decir que “grosso modo” en el 60% de esos casos se trata más que nada de actos de “efebofilia”, o sea debidos a la atracción sexual por adolescentes del mismo sexo, en otro 30% de relaciones heterosexuales y en el 10% de verdaderos y auténticos actos de pedofilia, esto es, determinados por la atracción sexual hacia niños impúberes. Los casos de sacerdotes acusados de verdadera y auténtica pedofilia son, entonces, unos 300 en nueve años”[5]. Estas palabras, pronunciadas en 2010, indican que el 90% de los abusos no parecen tener la misma gravedad para la Iglesia Católica, además de haberse escuchado voces pertenecientes a esta institución esforzándose en vincular la pederastia con la homosexualidad[6].
A medida que avanza la película, la idea de casos aislados se desvanece dejando paso a una constatación de que el problema es sistémico. El gran acierto de la película es el tono y la forma de desarrollar la investigación. Sin alejarse por completo ni menospreciar las víctimas, el filme hace un paso atrás para ganar perspectiva y contar un proceso de investigación local sin usar el sentimentalismo, la escenificación dramatizada de abusos o emplear una intriga propia de thrillers para crear una teoría conspiratoria sobre el encubrimiento de los abusos. “Spotlight” es una película humana, donde la carga emocional se crea gradualmente, sin efectismos, de forma palpable, real, logrando que la involucración emocional del espectador se transforme también en intelectual. Su falta de espectacularidad y sensacionalismo es igualmente proporcional a lo absorbente que resulta la película. De factura y ambientación impecable, todos los elementos encajan a la perfección dentro de su medido engranaje gracias a la dirección de Tom McCarthy (“Vidas cruzadas”, “The Visitor”) y un elenco, entre los que destacan Mark Ruffalo, Rachel McAdams y Michael Keaton, que consigue proyectar de forma magnífica el equilibrio de sus personajes entre la reacción humana y el espíritu investigador. Algo más difícil de ver es el esfuerzo del reparto por representar fielmente a las personas que interpretan, periodistas que además se implicaron en la película y quienes habitualmente estaban en el plató de rodaje.
La investigación es el núcleo del filme y es por ello que la película está enteramente focalizada a través de los ojos de los periodistas, no de los curas, sus víctimas, testimonios u otros personajes. La investigación que realizan recuerda a las películas clásicas de periodistas como “Todos los hombres del presidente” (1976), donde las piezas se van revelando poco a poco, dejando que sus implicaciones calen tanto en los protagonistas como en los espectadores, sin pretender crear un golpe de efecto en su clímax. Tampoco tendría sentido, puesto que el mensaje de “Spotlight” no está dirigido solo a los curas ni a la Iglesia, sino al pueblo entero, a la sociedad en su conjunto.
La falta de transparencia con la que la Iglesia ha operado en estos casos, con acusaciones por parte de víctimas que raramente han llegado a las salas de justicia secular, ha llevado a que en la mayoría de casos ha sido la propia Iglesia quien internamente ha administrando su justicia, con un secretismo justificado por el Monseñor Charles J. Scicluna alegando que “El secreto de instrucción servía para proteger la buena fama de todas las personas involucradas, en primer lugar las mismas víctimas […]”[7]. “Spotlight” muestra como en los casos donde había denuncias ante un juzgado, la Iglesia no tardó en llegar a un pacto compensatorio con la condición de firmar un acuerdo de confidencialidad y no divulgación. Su equipo de abogados consigue secretos de sumario, además de cierta ayuda encubierta por la simpatía de personas creyentes que ocupan diferentes posiciones dentro del sistema burocrático y judicial.
Y es en este punto donde “Spotlight” abre la lectura, una vez ha conseguido además descargar catárticamente toda la carga emocional creada con un momento de rabia humana a través de un monólogo de Mark Ruffalo que recuerda al de Richard Jenkins en el vestíbulo de internamiento en “The Visitor”. Boston es mostrada como una ciudad de profundas raíces católicas, donde la Iglesia y los sacerdotes están estrechamente unidos al tejido vivo de la ciudad, tanto a nivel político, en sus instituciones, en el sistema legal como a pie de calle, en barrios y hogares. El resultado es una sociedad que posee una cultura de la vergüenza y del silencio donde las víctimas, si cuentan su caso en voz alta, son estigmatizadas. Las familias quieren dejar atrás lo sucedido, la Iglesia no quiere que se sepa, las instituciones no quieren causar innecesariamente un escándalo y nadie quiere realmente abrir la caja de Pandora mientras se pueda preservar el orden de las cosas y una sensación de normalidad. Todos somos culpables. Incluido los propios periodistas del Boston Globe, que tenían los datos literalmente encima de sus escritorios y decidieron no mirarlos durante años. “Spotlight” tampoco deja de hacer autocrítica. Dentro del pueblo entero, nadie está libre de pecado.
Pero siguiendo el ejemplo de “Spotlight”, se puede hacer un paso atrás más, ampliando el foco a los abusos infantiles y no solo poniendo en su centro los perpetrados por miembros de la Iglesia. La Universidad de Barcelona publicó un estudio en “Clinical Psychology Review”[8], 2009, donde estima que, en Estados Unidos, el 25,3% de niñas y el 7,5% de niños menores de 18 años son víctimas de abuso sexual. Se puede ampliar la perspectiva un poco más. Según un estudio de “Crimes Against Children Research Center”[9], a nivel mundial, un 20% de niñas y un 5% de niños menores de 18 años son víctimas de abuso sexual. El anterior estudio de la Universidad de Barcelona corrobora los datos estimando que, a nivel mundial, el 19,7% de niñas y el 7,9% de niños, menores de 18 años, han sufrido abusos sexuales. Son cifras de vértigo. Pero si “Spotlight” se queda en su ciudad de Boston, se puede volver desde lo general a lo particular: el análisis de la UB estima que en España el 18,5% de niñas y el 13,4% de niños menores de 18 años han sido víctimas de alguna forma de abuso sexual. Los datos están ahí. También la cultura del silencio y la estigmatización.
 [1] Montesinos, Néctar Augusto (13/01/2012), “En México 4,200 sacerdotes cometen algún tipo de abuso sexual con su feligresía”, http://sectas.org/notas/4200-sacerdotes-cometen-algun-abuso.asp
[2] Rodríguez, José (1995), “Resumen de conclusiones estadísticas sobre la conducta sexual del clero católico” del libro “La vida sexual del clero”, Barcelona, Ediciones B, http://www.pepe-rodriguez.com/Sexo_clero/Sexo_clero_estadist.htm
[3] Europa Press (25/06/2009), “Alto cargo vaticano califica la pedofilia como “crimen terrible” y reconoce que afecta al 4% de los sacerdotes “, http://www.europapress.es/internacional/noticia-vaticano-alto-cargo-vaticano-califica-pedofilia-crimen-terrible-reconoce-afecta-sacerdotes-20090625123551.html
InfoCatólica (26/06/2009), “El cardenal Hummes afirma que un 4% de los sacerdotes son pedófilos “, http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=3649
[4] Sscaramizzu, Iacopo (16/04/2015), Vatican Insider, “Aumentan los católicos en el mundo: 1.254 millones”, http://www.lastampa.it/2015/04/16/vaticaninsider/es/en-el-mundo/aumentan-los-catlicos-en-el-mundo-millones-3LwAqGIcwndnJVgwKeGsAO/pagina.html
[5] “Entrevista de Gianni Cardinale a mons. Charles Scicluna sobre el rigor de la Iglesia en los casos de pedofilia” (2010), La Santa Sede, http://www.vatican.va/resources/resources_mons-scicluna-2010_sp.html
[6] EFE/20 Minutos (14/04/2010), ” El Vaticano relaciona la pederastia con la homosexualidad y no con el celibato “, http://www.20minutos.es/noticia/675541/0/vaticano/pederastia/homosexualidad/
[7] Op. cit.
[8] Noemí Pereda, Georgina Guilera, Maria Forns, Juana Gómez-Benito (17/02/2009), “The prevalence of child sexual abuse in community and student samples: A meta-analysis”, Clinical Psychology Review, http://www.cerdanyola.cat/recursosweb/documentos/1/pereda%20guilera%20forns%20%20g%C3%B3mez-benito.pdf
[9] National Center for Victims of Crime, “Child Sexual Abuse Statistics”, https://www.victimsofcrime.org/media/reporting-on-child-sexual-abuse/child-sexual-abuse-statistics
*Fuente: http://www.elviejotopo.com/topoexpress/spotlight/

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